martes, julio 13, 2010

Número Equivocado

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Pedro y Sofia se despidieron hablando de películas que creían parecidas a su situación. No dejaron pasar ningun tren, y los antes hermosos silencios incómodos que solían tener, esta vez tenían la dosis que ambos le habían puesto, eran mas frios y grises como esa tarde/noche. Ya no eran necesarias esas frases que jamás se cansaban de escucharlas, solo los abrazos, besos, y hasta los disimulados ojos vidriosos. Luego él se iría maldiciendo a su reloj por las veces que no pudo llegar temprano, ella iría a confirmar su felicidad elegida.

Pedro nunca había odiado tanto su cuaderno de escritos, encontraba cada borrador…

”Me pregunto si aún peleas con esos apuntes de tu materia que te queda por rendir, si tu cartera guarda traviesos picos dulces ¿Bajaste algún otro disco que descubriste por algún hit?
¿Seguís trasnochando? ¿El tren y sus demoras todavian son protagonistas de tus llegadas tardes?
El Sr. Monkey sigue ocupando el mismo lugar junto con las almohadas ¿Verdad?
Imagino que ya empezaste con la lectura del libro q compraste emocionada.
Pensaba ir al zoo, directamente a las suricatas, aunque no se si la comida que compré va a servir para ellos también…”

Allí quedaron esos escritos guardados. Sofía jamás vería esa carpeta en su computadora un domingo a la tarde haciendo fiaca, mientras el sonido ambiente se hubiese entre mezclado con aquel disco elegido para escuchar.
Pedro y Sofia eliminaron el futuro recuerdo de una guerra de almohadas mientras discutían por los sabores del helado. Ella ya le dijo adiós a todos los celos que la cara de él jamás supo disimular. Él se quedó con las ganas de aburrirla con sus salidas, de mirarla a esos ojos negros y tratar de sorprenderla con cada ocurrencia en forma de frases. Se fue también esa complicidad mutua para provocar cada deseo ya no oculto. Pedro guardó esos cd’s y volvió a su viejo lugar. Sofia hizo lo mismo con todas esas notas dedicadas, suspiró o sonrió y siguió haciendo la vida que no dejaría de elegir ni de sentir.

A veces . . .
¿Se puede soportar el cómo pasas de un día para el otro a ser sólo una charla de medianoche?
¿Se puede bancar que empiecen a hablarte como si nunca pasó nada?
Y es que acaso cuando creiste armar algo ¿siempre miraste a dos?
¡No!
Los planes que tu confianza te dejaron hacer, no son los temores que el otro pudo tener. ¿A cuantas personas conocemos seguras de sus propias inseguridades? ¿Cuántas de ellas, se quedaron esperando la noche para preguntarse 'por qué' y luego dejar alguna lagrima en la almohada como punto final?
Algunos te dirán: “lucha hasta el final” pero vos que ya conocés el desenlace, peleas por el principio, que nadie sabe si lo mereces, pero que te pertenece. ¡Seguro!

Muchas veces lo que sería una simple pregunta para el otro, para uno significa tantas cosas.
¿Se puede mirar a los ojos sin antes habérselo preguntado?


1 Response to Número Equivocado

mar y sol
14/7/10 21:47

pedro y sofia.. o como esconderse.
muy linda historia
y cuantas preguntas que alguna vez en algun momento nos las hicimos.

un abrazo enorme sr.

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