lunes, diciembre 21, 2009

2:00 A.M.

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Otra noche con insomnio pese a mis frustrados intentos de cansar mi mente. Solo logré que mi cuerpo sufra lo que ella deseaba tras largos años de sedentarismo amoroso.
Luego de varios paseos de reconocimiento por mi cama, caí en un delgado adormecimiento que, como todas las mañanas, no lograría quitar el paño de mis ojos. Las imágenes no tardaron en aparecer. Imágenes que desde hace varias semanas dejaron el camino de la realidad para desviarse hacia el atajo de mi subconsciente.

Allí estaba yo, parado frente a su casa. Tan lejana como la posibilidad de hacer que todo vuelva a ser como antes. Primero apareció una versión avejentada en años. Rígida pero compasiva, sensible en el fondo como cualquier otra mujer a su edad. Pensé que sería el final del viaje pero, sin darme tiempo para dar la vuelta en seco, me sonrió, como si el tiempo hubiese perdonado mi descuido. Se acercó hacia el jardín de la entrada y me invitó a pasar advirtiéndome que ella se encontraba dentro. Al cruzar ansiosamente la puerta, otra versión se colocó frente a mi, la cual, no tan lejos de merecer mi respeto, obligó a esbozar en mi cara un gesto de preocupación y pedido de compasión al mismo tiempo. No logré quebrar ese portal que existe entre los sueños y la realidad, aquel donde los psicólogos aseguran que podemos re-escribir el guión que se nos ha entregado mientras dormimos. Un libro de “Elige tu propia Aventura” en un espacio-tiempo imposible de situar o cronometrar. Hubiese querido intentar escapar para volver a tomar coraje alguna tarde en la que esa figura se encuentre ausente, pero para mi sorpresa (Capacidad que se me es ajena) una vez más me invitaron a pasar. Esta vez bajo una atenta y amenazadora mirada que solo logré quitar de mi nuca cuando una frase proveniente de esta figura cortó el aire al pasar: “Cuando alguien mas entró en su hogar, es difícil volver el tiempo atrás”. Mis esperanzas se hicieron pedazos. Emprendí la retirada inmediatamente hacia la puerta de salida con pesados pasos hasta que el destino, aquel que marcó a través de los años mi recorrido hacia el desamor, la puso frente a mí. Un esperado escalofrío recorrió mi cuerpo al verla. Estaba como la dejé la última vez, aunque algo diferente había en la quietud de su parada. Más firme y segura. Sus ojos y su sonrisa, más frescos que el frío que debía generarle el apoyo de sus pies sobre el piso de loza. Sin embargo, su pensamiento era tibio, curtido… no impostado. Me sentí frustrado mientras la desesperanza hacía temblar mi discurso. No logré convencerla con argumentos que… no se si realmente quise convencerla. Creo que solo dejé caer mi armadura ante aquella perdida batalla contra mi ego. Una contienda que logró sacarme de mi cama sin aliento.

Quise buscarla para terminar con aquella frecuente pesadilla en la que solía perderla, pero solo pude despertar de este sueño donde añoraba tenerla…

7:45 AM – Lunes otra vez.





4 Response to 2:00 A.M.

22/12/09 02:52

Oh!, me siento identificado con esta entrada, me solía pasar muchas veces, pero con la unica diferencia que yo nunca tuve el placer de quedarme despierto pensando, pero al despertar lo hacia con lagrimas en los ojos.

Anónimo
25/12/09 22:04

Acostumbrado, equivocado
no veo el cielo, está nublado.

Apareciste sin que te buscara nadie no esperaba,
encontrarte ahí,
tal vez tu risa no tenía sombras, no tenía cara,
fui todo lo que ví.
Me prestatse un beso, me prestaste calma,me prestatse todo lo que me faltaba.

27/12/09 11:27

No te Va a Gustar llegó al blog sres.

27/12/09 12:42

"Habían batido todas las marcas de longevidad conyugal que conocían"

El Pasado ( excelente novela de Alan Pauls en la que narra la metamorfosis que sufre el amor cuando pasa a la posteridad )

Besos Lucho.

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