martes, febrero 16, 2010

Permitido llorar.

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Cada vez que me siento frente a una hoja luego de haberme levantado de la silla por lo menos dos veces para pensar si realmente es un buen momento para contar una historia o relatar un texto de cualquier género para plasmar en este espacio, surge en mí el mismo atoramiento en la garganta. Un nudo que lejos de inquietar mis principios morales o negar la veracidad de mis palabras, no deja de apretarme. Me refiero a la contradicción. Pero no a la contradicción claramente explícita sino a la que puede desprenderse de la libre interpretación de lo que uno lee. Y allí es donde caigo en la realidad de que mientras sigan habiendo contradicciones, seguimos hablando de amor. El amor no puede escribirse, no puede tocarse, no está plasmado en una tabla en forma de mandamientos que rigan sus valores, no ha sido visto, filmado o definido por ningún diccionario en su real magnitud y alcance de su significado. No se dice, no se piensa, no se lee, no se escucha ni se espera. El amor no se manipula. Lo que las personas consideran amor es solo una demostración de afecto, muy alejada de lo que este sentimiento significa en sí mismo. ¿Acaso estoy diciendo que lo que sientes no es amor entonces? ¿Pongo en duda que esa caja de bombones signifique lo mucho que te ama? ¿Hoy el despecho o la tristeza le han hecho perder la cabeza a este humilde redactor quien ya no cree en corazones de chocolate o dejó de soñar con el momento de elegir el nombre a su hija? No transguiversen mi pasión. Hoy el redactor va a decirles una gran verdad que va a shockear a muchos y generar repudio en otros. Una verdadera contradicción, la mayor de todas y la mas bella: El amor.
¿Acaso tenemos nosotros el derecho de tomar el camino correcto por el bien del otro? ¿Poseemos la sabiduría necesaria para saber lo que es mejor o peor para alguien? ¿Y en todo caso, ese alguien realmente lo sabe? Nadie tiene la autoridad para modificar el destino de las personas y creanme que el amor toma la peor de las represalias: La duda eterna. Pero no se trata de aprender sino de volver a intentarlo una y otra vez con los ojos cerrados. Al que crea que ha aprendido a no cometer el mismo error una y otra vez, hay un lugar esperándolo en la fila del resentimiento. Si sientes que has ganado pero nunca has perdido, si sientes que lo has intentando pero nunca has probado, si crees que el miedo a sufrir puede mas que el goce de encontrar la felicidad, si luego de perderla dices que te arrepientes de haber dejado todo por conseguirla y tus ojos están tan ciegos que solo ves oscuridad alrededor de tu corazón, si apagas la radio cuando suena aquel tema, si alejas de ti a aquel que puede llegar a lastimarte a cambio de darte quizá los mejores momentos de tu vida, si lloras sin haber derramado todavía una sola lágrima por algo que valga realmente la pena… entonces no te has contradicho nunca. Grave error, porque de eso se trata el amor. De hacer cosas que siempre predicamos evitar hacer. De reir pero también de llorar, o mejor dicho, de la suma de ambas, VIVIR.

Dejá que la vida te despeine. Al fin y al cabo todos apoyamos la cabeza para dormir en algún momento.


4 Response to Permitido llorar.

Anónimo
16/2/10 17:56

como simepre digo y voya seguir diciendo... muy muy bueno Lu


Lu

16/2/10 20:09

Gracias ¿Lu?, te propongo que invites a tus amigos al grupo de Face para compartirlo :)

17/2/10 10:44

"l que crea que ha aprendido a no cometer el mismo error una y otra vez, hay un lugar esperándolo en la fila del resentimiento"

Cuanta verdad en esta frase, me sentí identificado con el escrito, mas allá de que ahora este feliz y tenga mis propias contradicciones, pero antes de que sea así, me permiti llorar y mucho, ahora sigo llorando, pero de felicidad y emoción.

Mary
20/3/10 12:30

"Si acaso me contradigo en este confuso error, aquel que tuviera amor entenderá lo que digo"

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